por Mario Fonseca
“Para nosotros los ciegos, las cosas son golpes.” (Tiresias a Edipo, en Conversaciones con Leucotea de Cesare Pavese)
Estas obras surgieron de mi participación en una experiencia que buscaba hacer arte desde la naturaleza de manera directa. Mi opción como fotógrafo fue eliminar la cámara y acudir al papel carbón para registrar huellas de golpes o presiones sobre papel blanco, lo cual produciría un conjunto de “negativos” que, al ser invertidos, darían las copias positivas de lo registrado. De este modo, lo visible deja de ser primordial y emerge lo táctil como objeto de la “toma”, en una suerte de fotografía de ciego (acá el ciego, si bien nunca ve la copia de lo que tomó, sabe muy bien lo que ella muestra).
Mi trabajo anterior ha tenido como constantes tanto las limitaciones técnicas como mi propia miopía, en imágenes realizadas con una cámara antigua, ocupando películas normales en situaciones críticas de luz o movimiento, o empleando directamente el desenfoque. Esta alusión a la ilusión de la fotografía como testimonio de la realidad ha derivado en un lenguaje expresivo que me permite sustraerme de la evidencia para ganar la metáfora. En el presente conjunto, al eliminar tanto el negativo fotosensible como la indispensabilidad de la luz, logro paradójicamente que evidencias tan directas como la presión física y el golpe sean las que conduzcan a una nueva metáfora.
Descripción
El primer grupo de “tomas” fotográficas se realizó en la costa central de Chile (Tunquén) donde presioné los soportes de papel carbón unido a papel blanco contra piedras, maderas pulidas por el aire y el mar, o trozos de cochayuyo, conformando los elementos de un paisaje de ciego. De este conjunto resultó el políptico titulado Gólgota, constituido por dos dípticos (Díptico de la Tierra; Díptico del Cielo), un tríptico (Tríptico de la Crucifixión) y un grupo de cinco piezas (Los Signos del Mundo), de los cuales en las imágenes adjuntas se muestran ambos últimos.
El segundo grupo lo llevé a cabo en el norte de la Patagonia argentina (Neuquén), donde en un caso azoté un soporte contra un tronco de araucaria (Jueves), en otro lo dejé por horas a que el viento lo golpeara contra una cruz de ramas que lo sujetaba (Viernes), y en un tercero rodé piedras por sus dos caras (Sábado). Puse estas tres piezas entre una imagen negra (Alfa) y otra blanca (Omega), constituyendo el políptico Pasión, del cual se presenta en esta muestra sólo el tríptico central.
Ambas obras aluden a la pasión y muerte de Jesús.
Nombre de la técnica
La técnica que empleo –hasta donde sé, inédita– no tiene nombre, lo cual me llevó a bautizarla como “plexigrafía” (del griego plêxis= acción de golpear, y graphé= escritura, dibujo). Con esta técnica obtengo los negativos que después escaneo y convierto en positivos digitales, para ampliarlos finalmente en papel fotográfico.
6.2001 / 11.2003