EQUIPO VERANO 2012
El Museo de Arte Moderno Chiloé se ha construido en base al trabajo voluntario. Tanto sus directores como los artistas participantes y amigos del museo han trabajado durante 24 años en forma voluntaria, lo que ha marcado nuestra existencia y gran independencia. Desde hace algunos años este círculo comenzó a ampliarse, con la participación de estudiantes y jóvenes profesionales que ven en el museo una posibilidad de hacer algo por el arte, aunque no sea remunerado.
En este verano 2012 hemos tenido la suerte de contar con la participación de tres jóvenes voluntarias que se acercaron al museo con ese fin, dos arquitectas (Jocelin Márquez J. y Paula Cabezas M. de la U. Andrés Bello) y una antropóloga (Luz Saldivia I. de la U. Católica de Temuco). Joce y Paula se instalaron en los Talleres en Residencia y desde allí se han hecho cargo de la atención del Museo entre otras labores. Recibieron información directa de los artistas que montaron la muestra y la han ido transmitiendo al público durante el tiempo de exposición, junto con producir fichas informativas, un catálogo digital y preocuparse de la difusión de la exposición. Luz por su parte, además de compartir tareas de atención del museo y catalogar material bibliográfico, está aplicando una encuesta a los visitantes del museo, que nos permita ampliar el conocimiento sobre nuestro público y de esa forma afianzar más nuestros lazos con ellos. Ellas han organizado a su manera las actividades de atención en una forma nueva y creativa, aportando al museo toda su energía, iniciativa y dedicación.
Esperamos seguir contando con esta voluntad de participar, que renueva nuestra acción y nos permite seguir siendo una experiencia diferente.
Agradecemos así, con enorme cariño y alegría, a Joce, Paula y Luz, por formar parte de nuestro equipo 2012 y quisimos preguntarles a ellas mismas cómo se acercaron al MAM y que ha significado esta experiencia para ellas.
Paula Cabezas M.
Son muchas las cosas que me trajeron al MAM de Chiloé, quizás la más importante fue ver de manera empírica como la fuerza de una idea la lleva a concretarse por mas inusual o difícil que esta parezca. Pasar de un mundo onírico o idealista a una realidad que a momentos parece no estar preparada para recibirlas, Pero estas ideas (ya siendo un hecho) sobreviven y reviven una y otra vez en el tiempo. Así veo yo al MAM, como un ente vivo que logra reponerse y reinventarse constantemente, como un espacio artístico pluralista y arquitectónicamente inspirador, que revela de manera ejemplar como ciertas tipologías arquitectónicas Chilotas se vuelven contemporáneas sin perder su identidad y pasado.
Trabajar en el MAM me permitió tener una nueva perspectiva del arte contemporáneo, dándome cuenta de manera directa de la relación existente entre Arte – Espectador y como esta se puede potenciar o disipar. Felizmente el MAM está dirigido por personas que acogen nuevas ideas y nuevas perspectivas, personas que con su sencillez y sabiduría han formado un gran equipo, tanto humano como profesional. Esto ,sumado a la sencillez y la receptividad que tiene como objetivo el museo, hacen imposible no querer una causa tan noble como es el MAM, un museo que no posee una visión elitista del arte sino al contrario , busca siempre ser la voz del estado del arte, una voz espontanea y tan versátil como la vida misma.
Jocelin Márquez J.
Hace tres meses atrás parecía un sueño vivir y trabajar en un museo en una isla del sur, hoy aún parece un sueño. Mantiene ese carácter onírico: los paisajes que varían constantemente, la atemporalidad local -nunca sabes el día, ni hace cuanto estas acá-. Cada día es el primero del viaje, deseando que jamás se acerque la fecha de regreso. Realmente Chiloé es mágico, cada día trae consigo una nueva experiencia multisensorial, todo es magia en Chiloé. Es gracioso recordar que hace algunos meses no había escuchado nada sobre el MAM Chiloé y ahora vivo todos los días en él. Ese encuentro azaroso con la página web, lo impactante de la iniciativa de los directores, la odisea que significa tener funcionado hace 25 años un museo que parece siempre ser nuevo; no por infraestructura, más bien porque cada verano alguien lo descubre de manera casual: ya sea por un comentario, por alguna recomendación, un cartel o azarosamente, como yo. Así año a año vuelven para seguir sorprendiéndose: con la muestra; la infraestructura dual, con un exterior homogéneo que oculta una riqueza interior que es imperceptible desde fuera, que no pretende competir con la belleza natural que lo rodea, generando su propia belleza al interior. Enalteciendo mediante marcos la belleza externa, como objeto de culto, en rituales de observación que te atrapan por horas, plano por plano: las cimas de los volcanes (cuando el clima lo permite) como telón de fondo, la península como contención de la bahía, la Iglesia y la ciudad de Castro unificándose lentamente con el Parque Municipal, hogar del MAM.
Es invaluable la cantidad de gente que he conocido detrás del mesón del museo. Personas que han manifestado su amor por el MAM y su historia, la gran hazaña de mantener año a año su funcionamiento. Ver sus ojos brillantes al recordar cuando asistieron por primera vez al museo. Recordando el impacto que causo la obra de algún artista, o el impacto que causa la arquitectura interior y la intensidad lumínica característica de todo el recinto. Como sin ser notorio cada espacio con tipologías constructivas distintas unifican este acogedor lugar que llamamos MAM Chiloé.
La existencia del MAM es un tanto ocultista, casi mitológica, como la isla misma. Apareciendo y desapareciendo entre las nubes, ante quienes, en una especie de procesión épica han logrado llegar a la cima de Castro. Mucho reclaman que no hay señalización hacia el museo, que queda muy lejos del centro cívico, que se llega casi de milagro. Creo que realmente es así: el museo se hace visible solo para algunos afortunados, que han sido elegidos por él, para ser atrapados en esta experiencia que recoge un poquito de mucho: naturaleza, arquitectura y arte.
Luz Saldivia I.
Mi interés principal ha sido el entregar un servicio de carácter útil, desde la disciplina de la Antropología y con el fin de poner en práctica los conocimientos del área de las ciencias sociales, fortaleciendo a su vez los aspectos prácticos, sociales, teóricos y multidisciplinares asociados; conocer desde la realidad el trabajo o labor de un antropólogo fueras de las aulas. Mi interés desde lo laboral apunta al trabajo museológico, de este modo, Museo de Arte Moderno me ha permitido de carácter voluntario y amistoso la posibilidad como estudiante, de contribuir a mi interés, de forma reciproca y creando experiencia curricular, profesional. Esta experiencia me ha contribuido de forma positiva, situándome en un plano constructivo de relaciones sociales y al estar en contacto con otros profesionales, fortalecer un perfil de calidad. El Museo me ha dado la oportunidad de aproximarme sin prejuicios a la vida laboral y la formación profesional, a la integridad cultural y social de personas que felizmente han potenciado esta iniciativa, sin fines de lucro y en contraposición al paradigma de arte que posee en nuestros tiempos actuales el mercado.
Esta experiencia me ha hecho entender que el arte es una base importante de la cultura en cualquier parte del mundo. Principalmente mi acercamiento fue lo antes expuesto, en conjunto con la reflexión de conocer el arte contemporáneo que promueve y rescata el MAM…, quien ofrece una lectura clara de la situación y actualidad del arte contemporáneo de nuestro país, no tan sólo como panorama de temporada, sino que por todo lo que significa en Chile, y sobre todo, la curiosidad de que en Chiloé exista un museo de Arte Contemporáneo. Chile sólo posee máximo cuatro museos de Arte Moderno… el MAM posee una memoria importante para la historia del arte contemporáneo en nuestro país, como primera fuente de memoria histórica y es quien conserva gran cantidad de obras, documentos y catálogos de la vida artística nacional.
En el MAM siempre hay un discurso de fondo. Un discurso transformado en un lenguaje que va más allá del nivel metalingüístico, que representa parte de la historia de nuestro país; …también formatos, técnicas, formas, texturas, colores; también aromas, prejuicios, apreciaciones, rostros de espanto, estremecimientos, asombros, curiosidad, sonrisas. En fin, una serie de maneras lingüísticas que repercuten en los visitantes.