CHILOÉ, TERRITORIO INDEPENDIENTE
por Mathias Klotz, Arquitecto (Columna)
Revista Vivienda y Decoración – Diario el Mercurio
El fin de semana pasado visité Chiloé junto a mi familia. Durante el vuelo, me sorprendió leer en el diario la noticia de una señora a quien le habrían robado $700 millones en joyas, a plena luz, desde su casa de veraneo en la zona central.
Luego de aterrizar en el aeropuerto de Mocopulli, situado a escasos kilómetros de Dalcahue, almorzamos en el Puesto 8 del Mercado Municipal e hicimos una excursión por el canal, disfrutando de un paisaje sublime. Por la tarde viajamos a Castro, y en la noche comimos en El Mercadito, un restorán de la costanera inaugurado hace poco tiempo por una pareja joven. Alojamos en una cabaña arrendada, en las afueras de la ciudad. Su dueño nos obsequió gentilmente una botella de vino y una invitación al Museo de Arte Moderno de Chiloé, MAM.
Al día siguiente, luego de contemplar los astilleros, admirar antiguos y nuevos palafitos, los increíbles colores de la catedral y el horrendo perfil del futuro mall, fuimos al MAM. El lugar está formado por una serie de naves de madera gris, emplazadas en el Parque Municipal de Castro. Son volúmenes esenciales, tanto en su diseño exterior como interior. Al ingresar, uno siente que se adentra en una ballena, o en el esqueleto invertido de una embarcación.
Lo primero que nos sorprendió fue la enorme convocatoria de personas: adultos y niños. Al intrusear por las instalaciones nos dio la bienvenida Eduardo Feuerhake, uno de los fundadores y directores del museo. Estaban celebrando 25 años de historia, con más de 500 artistas expuestos a lo largo del tiempo, y un sin número de residencias. Eduardo nos mostró con orgullo las nuevas mejoras a los talleres, las habitaciones de los residentes, además de una serie de armas de gran formato, hechas con materiales de desecho por Norton Maza (obra titulada «El Descanso»).
Al felicitarlo y preguntarle lo que implicaba llevar adelante este museo, nos sorprendió enterarnos de que toda esta obra no contaba ni había contado con subsidios del Estado, sino que era fruto del esfuerzo de sus socios, amigos y donantes. El MAM, ideado por Edward Rojas y Eduardo Feuerhake, comenzó con muchas dificultades, un engorroso comodato de una antigua edificación abandonada y el aporte de 10 mil dólares de la embajada de Suecia. en 1996 fue premiado en la X bienal de Arquitectura en la categoría Restauración y Reciclaje, y se ha consolidado como «Territorio Independiente del Arte», según se menciona en numerosos artículos especializados.
Al anochecer comimos en una hermosa casa, hecha con antiguas vigas de un puente, invitados por viejos y nuevos amigos. Al día siguiente regresamos de este viaje corto, pero intenso. No llevamos joyas, tampoco mucho equipaje, sólo un bolso de mano cada uno. Volvimos felices, con la sensación de haber estado en un lugar único, no sólo por su belleza, sino por la marcada autonomía de sus habitantes y la especial manera de hacer las cosas.
Fuente: Revista Vivienda y Decoración (Diario El Mercurio) sábado 19 de enero 2013 / Comente esta columna en el blog de EMOL, link